TIERRA Y LIBERTAD Y EL FRENTE AMPLIO
Sobre la génesis de Tierra y Libertad y del Frente Amplio y cómo eso aclara muchas interrogantes
"Con el pueblo por delante, va por tierra y libertad"
"Nada importa, en la historia, el valor abstracto de una idea. Lo que importa es su valor concreto" - José Carlos Mariátegui
"...los espíritus débiles no se nutren con las extrañas corrientes en las que se ven envueltos, sino que se acaban y agotan girando tras inalcanzables modelos porque carecen de vínculos reales con alguna región del mundo. El universalismo puro, abstracto, aún no existe" - José María Arguedas
"La descolonización, que se propone cambiar el orden del mundo es, como se ve, un programa de desorden absoluto" - Frantz Fanon
1. El nacimiento de Tierra y Libertad
Hacen ya cerca de nueve años, ronderos de Cajamarca y de la sierra piurana, encargaron al ecologista Marco Arana, entonces cura rural, que los ayudara a forjar un instrumento político para lograr el protagonismo político que no tenían. Las movilizaciones por causa de las agresiones de empresas mineras en sus tierras, que no respetaban ni propiedad ni fuentes de vida, y que los empobrecían, ya eran preocupación constante; y ello, desde hacía muchos años en que se habían incrementado. Marco Arana los acompañaba, ligando labor pastoral a la consciencia clara sobre que no hay posibilidad de justicia alguna, ni de cualquier derecho efectivamente ejercido, de la vida misma, si es que las bases materiales que permiten todo ello, no existen.
Ese principio de sostenibilidad, el más importante de todos, era y es el motor que impulsa esas luchas que, sin embargo, aparecían lejanas ante el resto de los peruanos, desinformados. Solo algunos casos excepcionales, como fue el de la defensa del cerro Quillish en Cajamarca y que llevara a Marco Arana a ser reconocido en el Perú y el extranjero, o las luchas en Huancabamba y Ayabaca, aparecían de pronto en los medios y se difundían en el país. Lo demás casi no existía, e incluso en los casos nombrados, aparecía estigmatizado ante la población o idealizado hasta empobrecer su dimensión reivindicativa.
La misión fue cumplida por Marco Arana. De esa tarea encomendada que le hizo convocar a organizaciones sociales y a personas, entre las que me honra estar y persistir, brotó un movimiento político que sabía que su color emblemático era el verde y que el día en que decidió que debía registrarse como partido, debatió varias horas sobre un nombre apropiado; debate en el transcurso del cual, en todas las variables propuestas, la palabra ‘tierra’ era componente incuestionable y de consenso. Así se gestó Tierra y Libertad. Era ya 2010 y había pasado un año desde que comenzara el esfuerzo de organización.
A ese proceso se fueron agregando, ya con el tiempo, personas provenientes de otras experiencias, lo que incluyó – en un momento ya avanzado – la presencia en grupo de ex militantes de la izquierda tradicional.
2. Primeras acciones públicas
Cuando tiene lugar la elección municipal de 2010 y se produce la candidatura de Susana Villarán, Tierra y Libertad, aún en proceso de recojo de firmas para registrarse, aceptó apoyar esa propuesta electoral y participar en el proceso con el nombre y logo de Fuerza Social, partido de la que fuera elegida alcaldesa. Cuando se producen las elecciones generales de 2011, Tierra y Libertad decide no apoyar a Ollanta Humala. Los diversos partidos y grupos de las izquierdas estaban apoyando esa candidatura, pero Tierra y Libertad – por consenso de toda su militancia – decidió que dados los antecedentes de Ollanta Humala involucrado en el caso de violación de derechos humanos en el poblado de Madre Mía, porque daba muestras de un oportunismo muy grande ante los movimientos sociales y sus reclamos, además de la manera caudillista como conducía a su grupo político, no merecía confianza alguna. Y no se le dio apoyo.
Así, mientras Tierra y Libertad recogía firmas para lograr su registro electoral, los otros grupos y personas, que hoy son parte del Frente Amplio, apoyaban a Humala. No hay crítica en esto, porque equivocarse no implica más que eso, un error del que es posible rectificar. Pero vale la pena recordar los hechos en este momento, para reconocer los procesos diferenciados, las causalidades diversas del proceso, la diferencia entre los proyectos que deciden luego encontrarse.
Tierra y Libertad obtuvo su registro electoral en 2011, tras enormes esfuerzos. Y de inmediato, un sector de la dirigencia del partido planteó la idea del Frente Amplio. Las instancias del partido - el Comité Ejecutivo Nacional y luego un Congreso Extraordinario - aceptaron pero planteando que se convocara prioritariamente (eso se aprobó) a las organizaciones sociales, los colectivos y grupos de base; y también a los partidos de las izquierdas.
3. Las izquierdas
Los grupos de las izquierdas, cabe decirlo, habían sido diezmados tras los cambios ocurridos en la sociedad peruana y por presión del contexto internacional. Hasta los años 80, sus bases sociales eran movimientos populares territoriales, funcionales como las organizaciones de mujeres o del vaso de leche, varios sindicatos. Todo ello había sido debilitado o desaparecido por el clientelismo del gobierno de Alan García, el más intenso clientelismo de Alberto Fujimori y su política antilaboral y devastadora de sindicatos, la agresión brutal y hasta criminal de Sendero Luminoso contra su militancia, y la debacle de los referentes comunistas o socialistas mundiales que habían caído como castillo de naipes, tras los eventos que se simbolizan con la caída del muro de Berlín. Esa izquierda, centrada en el liderazgo de las mismas figuras durante décadas, nunca supo reinventarse, no reconoció a los nuevos protagonistas sociales, no revisó sus errores históricos, ya no podía recurrir a sus desfasados manuales porque no le daban respuesta alguna, y se fue desvaneciendo debido a la peor carencia que puede afectarle a un movimiento político: falta de imaginación.
Quedaron sus restos. Grupos con nombres y personajes notables, algunos de particular relieve como Javier Diez Canseco y su lucha denodada y heroica por los derechos humanos, pero incapaces de empalmar con el movimiento social al que, diverso y diferente, como no encajaba con sus prejuicios, se le desconocía de largo. Eso, obviamente, produjo grupos replegados en sí mismos, visibles en las ONG que los cobijan, o en los ahora débiles sindicatos que controlan desde arriba y sin los cuales no existirían.
Compuestos de cúpulas sobre todo limeñas o residentes en Lima, que se frecuentan desde hace décadas y han hecho relaciones hasta de parentesco, y de uno que otro cacique provinciano; participantes también de la academia o frecuentes en medios de prensa como opinólogos. Pero pueblo, nada.
Por tal ausencia y distancia, el pueblo amplio y diverso, sin referentes, sin voz que lo entendiera, se encontró con el clientelismo nacido de la billetera rápida y efectiva de la dictadura de los 90, ese clientelismo que es su lado oscuro y que el fujimorismo sí entiende.
4. El Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad
El Frente Amplio es producto del voluntarismo de un sector de la dirección de Tierra y Libertad, tratando de convencer a esas izquierdas de trabajar juntos. Y convenciendo a su propia militancia de la conveniencia de esta unidad. Es en tal sentido, un esfuerzo anacrónico por rehacer lo que fue Izquierda Unida, sin meditar acerca de la vigencia o no de las diversas organizaciones políticas y si está vigente la posibilidad de rehacer la Historia.
Pero la militancia de Tierra y Libertad, como ya dijimos, había planteado también condiciones, las que debían mejorar la propuesta inicial: el Frente Amplio debía ser de organizaciones sociales, de movimientos regionales, de colectivos, y también de partidos políticos. Así que eso es lo que se aprobó. Sin embargo, en los eventos organizados para avanzar en el proceso, los partidos políticos de las izquierdas rechazaron la presencia de organizaciones sociales en la conducción. Concretamente, rechazaron una propuesta de Marco Arana en ese sentido, en un evento que tuvo lugar en el local del Sindicato de Construcción Civil, nada menos.
A pesar de todo obstáculo, Tierra y Libertad ofreció poner su registro electoral al servicio de ese esfuerzo de frente político, para que todos pudieran participar en igualdad de condiciones en los procesos por venir.
Cuando finalmente se logra plasmar el Frente Amplio, los grupos convocados se rehúsan a competir en los procesos electorales con el nombre de Tierra y Libertad. Y exigen que se produzca un cambio de nombre. Un Congreso Extraordinario de Tierra y Libertad accede a este cambio provisional del nombre, asume el de ‘Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad’ y renuncia también provisionalmente a su símbolo propio para registrar como tal la flor de la cantuta roja, con las siglas FA de color verde en el centro.
5. Distinguiendo para entender
Entonces, una cosa es el proceso de Tierra y Libertad, con un intenso componente ecologista al que se sumaron propuestas de militantes provenientes de grupos de la vieja izquierda, y otra el proceso de construcción de un frente del que participan identidades diversas y diferenciadas como el mismo Tierra y Libertad, el movimiento Sembrar, el partido Pueblo Unido, el Movimiento por la Gran Transformación, ML19, Integración Estudiantil, a lo que se suman el Partido Socialista, el Partido Comunista, y Patria Roja; con un único representante de organización social, como es la pequeña Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Finalmente, el FA se ha concretado así, aunque permanezca abierto a todos los grupos que quieran participar de un frente, con coincidencias reconocidas, aunque identidades varias.
Los procesos internos en el Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad (FA), produjeron elecciones con resultados que pueden ser discutidos, pero que fueron lo que fueron. Lo que es indiscutible es que Tierra y Libertad respetó la libertad de todos los integrantes del FA de participar en términos de equidad, promovió el proceso y aceptó las ocasiones en que le tocó perder consultas en el frente.
La candidatura de Verónika Mendoza fue apoyada por las bases territoriales de Tierra y Libertad que la promovieron lealmente y fueron, por eso, un aporte importantísimo para que, tras la eliminación del candidato Guzmán, se reconociera a una por entonces desconocida candidata en pocas semanas. Esa actividad de la militancia de Tierra y Libertad, que tras algunos años de trabajo en bases tiene fundamentos sólidos de convocatoria, explica en buena parte la rapidez del reconocimiento de la candidata frenteamplista y, en consecuencia, es componente importante del éxito obtenido por el FA en las elecciones; y es lo que – por otra parte – también explica que la mitad de los congresistas del FA provengan de Tierra y Libertad.
Bueno es recordar nuevamente que toda decisión en Tierra y Libertad es producto de debate interno. Y cada paso tomado ha sido producto de consulta en sus instancias organizativas, que fueron las que aprobaron las propuestas de su dirección y fueron quienes han conducido su proceso reciente, en acuerdo con el conjunto de organizaciones que conforman el Frente Amplio. No hay decisiones individuales en Tierra y Libertad, donde se ha incorporado el principio indígena de “mandar obedeciendo”, desde sus inicios. Y eso lo traslada como aporte al FA.
6. Tierra y Libertad decide afirmar su proyecto
Luego de las elecciones generales de 2016, y obtenido un resultado interesante para el Frente Amplio, el mismo sector de la dirección nacional de Tierra y Libertad – que es la Comisión Política Nacional, o CPN – planteó al Comité Ejecutivo Nacional, o CEN – que es la representación de todas las regiones, una especie de parlamento partidario – abrir el registro de Tierra y Libertad a todos los militantes partidarios y activistas de todos los grupos del Frente Amplio. Pero el CEN, esta vez, dijo no.
Las razones se pueden entender. La primera fue que no se consideraba necesario, puesto que al tratarse de un frente, este es por definición de identidades diversas, y que siendo Tierra y Libertad un proyecto definido, con identidad propia, quiere persistir en sus objetivos propios y no ve motivo para renunciar a ellos. Una segunda razón, no menos importante, es que – la verdad sea dicha – la convivencia entre Tierra y Libertad y los otros grupos durante los momentos previos y durante la misma campaña no fue lo satisfactorio que se previó, e incluso se sumaron discrepancias y situaciones en bases que generaron distanciamientos que va a costar limar. Una tercera razón, es que la diferencia de proyectos y prácticas entre los participantes del FA, hace difícil la convivencia bajo un mismo techo, mientras que el frente sí permite la cohabitación de coincidencias. Y ello sin conflictos por lo que diferencia.
Un cuarto motivo es el tema del caudillismo, porque en Tierra y Libertad, con todo el respeto y aprecio y reconocimiento que se le tiene a Verónika Mendoza, se considera que no se puede construir un proceso en torno a una persona, como es la idea que ronda en la mayoría de los otros grupos participantes del proceso; todo militante del Frente Amplio (tal y como se ejecuta desde el inicio en Tierra y Libertad) es igual en todo a cualquier otro militante, y no se quiere repetir el vicio de cúpulas siempre afincadas a la cabeza de los partidos, como ha sido la historia de muchos partidos políticos, incluyendo los de la izquierda. Así, cuando Marco Arana menciona que se debe tener liderazgos múltiples, solo repite lo que ha sido y es consigna de Tierra y Libertad desde sus inicios. Y, contra todo lo que se diga, nadie persigue, y menos él mismo, que Marco Arana sea candidato presidencial en 2021. Porque no se trata de eso, ni es tema que nos concierna en este momento pensar en candidaturas.
7. La tarea prioritaria, en la diversidad
La tarea que le debe preocupar al Frente Amplio – y que de hecho sí es la preocupación de Tierra y Libertad – es cómo fortalecer el protagonismo popular, en un escenario en el cual la agresión depredadora de los grandes intereses mundiales, y sus aliados internos, afectan nuestra soberanía y recursos, y cómo servir a los pueblos en lucha contra esta agresión. La tarea es cómo evitar la destrucción de las fuentes de vida que sustentan la posibilidad de cualquier derecho, cómo recuperar la autonomía y control sobre nuestro territorio, y cómo apoyar en el fortalecimiento de los pueblos, desde la base, en el proceso de construcción de una democracia radical.
Toda otra preocupación debe estar supeditada a estos objetivos fundamentales. La construcción del frente, en el respeto de la diversidad, es parte de ese proceso. Y Tierra y Libertad, reconociendo todas las dificultades que pueden darse y son naturales, se plantea y promueve ese compromiso.